jueves, 7 de julio de 2011

Ebrard y AMLO: La ruptura que viene

En las próximas semanas se avizora ya un panorama intenso en el PRD con Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard disputando la candidatura a la presidencia en donde se anticipa que pueda darse la inminente ruptura entre ambos para quedarse con la nominación de la izquierda.

Ambos suspirantes han acordado que el que esté mejor posicionado en las encuestas será el que se quede con la candidatura, pero no han entrado en detalles sobre cuáles serán los aspectos de la encuesta que definirán el proceso.

Si la encuesta se limita sólamente a militantes perredistas será López Obrador claramente el elegido, pero si se cuenta a la ciudadanía en general será Ebrard quien tenga amplias posibilidades de ser el candidato por la buena aceptación que tiene el actual Jefe de Gobierno entre el electorado independiente.

Ahí es donde se vislumba el potencial primer punto de quiebre. Los operadores pejistas al interior del PRD presionarán para que la encuesta se reduzca a militantes, mientras que los de Ebrard pelearán por lo contrario. La disputa se anticipa dura y radical, lo cual muy probablemente termine, efectivamente, en la ruptura entre ambos.

Esta discrepancia entre los operadores de ambos candidatos estaría generando un clima de polarización al interior del PRD y ese, justamente, es el escenario que más gusta a López Obrador porque le ofrece el recurso de desconocer el proceso de selección si los resultados no le favorecen y, entonces, podría deslindarse del PRD para ser el candidato de Convergencia.

Este panorama ya lo tenía muy bien planeado López Obrador al anticiparse en un clásico "albazo" para operar exitosamente que el partido Convergencia cambie de nombre y se convierta en Movimiento Ciudadano para tener a la mano un partido político y postularse sea como sea en 2012, aun sin el PRD.

Que López Obrador desconozca dicho proceso de selección es algo que muchos ven venir, pero al tabasqueño le conviene entrarle por dos cosas:

Primero, siempre estará la posibilidad importante de ganar el proceso, ahorrarse la ruptura con su correspondiente conflicto, e ir en alianza de todas las fuerzas de izquierda a la elección. Ese sería el escenario ideal para López Obrador pues iría con toda la legitimidad de la izquierda a la contienda.

Segundo, cabe la posibilidad de que los operadores de López Obrador al interior del PRD logren imponer al partido un candado para evitar una posible alianza con el PAN para el 2012, como condición para que el Peje participe en el proceso de selección. Y esto dibuja un panorama similar al Estado de México, reventar la alianza y marcharse a buscar sus propios intereses participando por Convergencia y PT en la elección. Este sería también un escenario positivo para López Obrador, pero no limpio, pues iría con una pesada losa de ilegitimidad y esperanzado tan sólo al voto duro.

Si López Obrador desconoce el proceso de selección, Ebrard no sale muy raspado porque justamente el Jefe de Gobierno crece en la moderación. Ha ido ganando terreno estableciéndose como la contraparte de AMLO en la izquierda y eso lo ha hecho crecer entre el electorado independiente que cree que ya le toca a alguien más, pero que no sea el Peje. Se ha vuelto una opción también para los electores panistas que se saben en tercer lugar y destinarían su voto útil para mantener al PRI fuera de Los Pinos. Y, por supuesto, es atractivo también para quienes apoyan una posible alianza entre PAN y PRD, escenario que causa escozor a Enrique Peña Nieto y a López Obrador.

El voto duro de López Obrador seguirá siendo tal y nada ni nadie parece que lo pueda cambiar. Por eso Ebrard parece apostarle a los independientes siendo ahí donde está su mayor fuerza electoral según las más recientes encuestas.

Hace unos días, la encuestadora Mitofsky reportó un considerable acercamiento de Ebrard hacia López Obrador hasta Junio y eso sin registrar aun la estrepitosa derrota del PRD en el Estado de México que la opinión pública le ha endosado a López Obrador y que seguramente alterará las cifras de ambos en las encuestas acercando aun más a Ebrard o, incluso, dándole ya la delantera.

Al preguntar a seguidores del PRD por sus preferencias, Mitofsky registra que, al cerrar el mes de Junio, AMLO conserva la delantera con 63% de las preferencias, mientras que Ebrard está aun alejado con 30.7%. Esto representa una diferencia de 32.3 puntos porcentuales. Sin embargo, esta cifra se ha venido acortando pues en Abril era de 45.7 puntos y en Junio ya era de 32.3.

Entre los independientes, quienes definen la elección, Mitofsky registra a Marcelo Ebrard con 31.8% por encima de López Obrador que tiene 24.7% de las preferencias entre quienes no militan o siguen a algún partido en específico.

A la hora de ir a las preferencias totales (con partidistas e independientes) el márgen se cierra considerablemente. Si la elección fuera hoy contra los precandidatos mejor posicionados del PRI y PAN, López Obrador tendría 18% de los votos y Ebrard 16.7%, un márgen de apenas 1.3 puntos porcentuales.

El fiasco al que López Obrador condujo a Alejandro Encinas y al PRD en el Estado de México le va a pasar factura, sin duda, y eso se registrará en las encuestas próximas, donde muy probablemente Marcelo Ebrard ya aparezca en un virtual empate o, incluso arriba de López Obrador.

Así que se vienen meses de mucha agitación al interior del PRD en el inminente jaloneo que se dará por imponer al proceso de selección los criterios que favorezcan a uno u otro precandidato. La selección, aseguran, se dará en Noviembre.

miércoles, 6 de julio de 2011

¿Ganó la abstención en EdoMex?

La participación ciudadana en los comicios del pasado Domingo en el Estado de México alcanzó apenas el 43%, es decir, que votó menos de la mitad de la lista nominal que tiene 10.5 millones de electores.

De inmediato, y ante la apabullante derrota electoral, un sector de los militantes perredistas acusó que el verdadero ganador de la elección fue la abstención, y no Eruviel Ávila. Argumentaban que el candidato priísta solamente tuvo el 26% de los votos del padrón y eso, aseguran, no representa mayoría o representatividad.

Es cierto, hubo abstención, pero no se puede perder de vista que Eruviel Ávila ganó con 2.8 millones de votos. Una cifra que es un récord en la historia electoral del Estado de México. Nunca antes un candidato había logrado esa cantidad de votos en el estado, ni en una elección presidencial ni en una de gubernatura.

Para darle su debida proporción a la cifra, la podemos comparar con elecciones pasadas.

En las presidenciales de 2006 Andrés Manuel López Obrador ganó el Estado de México con 2.5 millones de votos y en las de 2000 el ganador fue Vicente Fox con 2.2 millones. Cabe señalar también que en 2005 Enrique Peña Nieto gano la gubernatura con 1.8 millones de votos. Un millón menos de lo alcanzado en esta elección.

¿Qué lectura le podemos dar a estas cifras? Que los votantes del PRI fueron los que salieron a votar. Ellos sí se movilizaron y en cantidades récord impulsando a Eruviel Ávila a un triunfo categórico.

Aun con los 2.8 millones de votos alcanzados por Eruviel Ávila hubo un 56.5% de electores que se quedaron en sus casas, pero no hay que buscarle mucho para darse cuenta que los abstencionistas eran potenciales votantes del PAN y, principalmente, del PRD.

Cabe recordar que en la elección presidencial de 2006, López Obrador ganó el Estado de México con 2.5 millones de votos y el pasado Domingo, la coalición encabezada por Alejandro Encinas apenas alcanzó 966 mil sufragios. Es decir, que en 5 años el PRD perdió poco más de 1.5 millones de votos en la entidad y esos fueron los votantes que optaron por quedarse en sus casas en estas elecciones.

Si a los 4.5 millones de votantes que desfilaron por las urnas, les agregáramos ese 1.5 millones de votos que se le esfumaron al PRD respecto al 2006, entonces tendríamos una suma de 6 millones de sufragios y una participación del 57% que sería una cifra normal en comicios presidenciales, por ejemplo.

En conclusión, no es la abstención quien ganó el Domingo en el Estado de México. Ganó Eruviel Ávila y ganó el PRI por su capacidad de movilizar a sus partidarios hacia las urnas. Pierde el PRD y pierde el PAN porque sus candidatos no fueron capaces de convencer a sus electores de salir a la calle a votar.